lunes, 1 de octubre de 2012

Y sin embargo...

Un piano, suavecito, suena de fondo mientras los adioses no dichos se quieren perder en el aire. No se miran a los ojos porque es demasiado pronto para soportar la tensión abrumadora de las palabras arrancadas con desprecio y furia. Cada uno toma su camino sin mirar hacia atrás.
- Si vos no me buscás, yo no te voy a buscar -
El eco se reproduce en sus cabezas, en uno con sabor a silencio, en otro con sabor a despedida irremediable.